La opinión disidente en el Tribunal es uno de los logros más destacados de la humanidad. Hay algo conmovedor en leer una buena disidencia (de hecho, cualquier disidencia). Un reconocimiento de que la Justicia y el Estado son imperfectos, no monolíticos, hechos de humanos, sujetos a errores, revisiones y mejoras.

El caso inmediato son las disidencias en la apelación ante la Corte Suprema de EE. UU. del General Yamashita Tomoyuki, el CIC de las fuerzas japonesas en Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial...

Prácticamente, tienen estatus institucional y se convierten en parte de la memoria colectiva institucional, influyendo en el futuro, a menudo de maneras sorprendentes. Algunos buenos ejemplos: