Hay días en los que todo parece demasiado. Las dudas se infiltran. Las comparaciones duelen. Las expectativas se acumulan. Y incluso cuando no hay nada específico que esté mal, aún puede sentirse pesado. Quizás sea la presión de demostrarte a ti mismo. Quizás sea ver a otros tener éxito mientras tu propio trabajo se siente pasado por alto. Quizás sea solo el miedo silencioso de que lo que estás haciendo no será suficiente. Cualquiera que sea la razón, tienes derecho a sentirte así. No tienes que estar constantemente inspirado. No tienes que mantenerte al día con todo, siempre. Descansa. Da un paso atrás. Déjate respirar. Y cuando estés listo, reúne tus piezas, por muy dispersas que se sientan. Regresa a tu centro. A tu arte. A tu porqué.