Había una vez, en lo profundo del bosque, vivía una pequeña zorra que tenía una pasión innata por coleccionar cosas brillantes: gotas de rocío, fragmentos de vidrio, botones caídos, todo ordenado y apilado en un agujero de árbol. Pero cada noche, algunos animales codiciosos se colaban sigilosamente y se llevaban las cosas más brillantes, dejando rincones vacíos. La pequeña zorra no entendía: "Claramente fui yo quien las encontró, ¿por qué al final ni siquiera se recuerda mi nombre?" Hasta que un día, un viejo búho le dijo: "Para que las cosas se queden, primero hay que dejar una huella del nombre." Así que la pequeña zorra comenzó a grabar su huella en cada tesoro. Desde entonces, si alguien se llevaba algo, el viento en el bosque susurraría: "Esto es de la pequeña zorra." Esto me hace pensar en los datos que generamos cada día: una foto, un texto, un clic, que a menudo son llevados en silencio para entrenar a la IA, y el creador ni siquiera deja sombra. @OpenledgerHQ es como ese viejo búho, lanzando Proof of Attribution, etiquetando cada dato con una "etiqueta de origen", dejando claro quién crea y quién usa. No se trata de robar el mérito, sino de hacer que las contribuciones sean visibles. Más concretamente, también han destinado 25 millones de dólares para apoyar a los verdaderos desarrolladores de IA y Web3 que quieren cambiar las reglas. No solo hacen declaraciones, sino que actúan, devolviendo poco a poco el control de los datos a los usuarios. Esta transformación no es ruidosa, pero está ocurriendo silenciosamente. #OpenledgerHQ #Snaptopus @KaitoAI @cookiedotfun #Yap #KaitoYap #KaitoAI #Cookie
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