Publicación con algunas reflexiones actualizadas sobre el despegue de la IA y sus implicaciones económicas. En general, es razonable suponer que la IA es una herramienta que aumentará la productividad y, por lo tanto, la riqueza, y casi todos se beneficiarán. Sin embargo, es probable que unos pocos autistas supremos se beneficien mucho más que el resto de nosotros, los plebeyos. ¿Es eso un problema? En general, no, porque las herramientas que aumentan la productividad tienden a mejorar la oferta más que a aumentar la demanda, lo que resulta en un mayor poder adquisitivo general y efectos no inflacionarios. La excepción concierne a los pocos bienes que la tecnología aún no ha hecho abundantes, o que están sujetos a escasez artificial. Ya vemos esto, con la asequibilidad relativa de la vivienda degradándose significativamente en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, incluso cuando el PIB aumenta enormemente, por una variedad de razones, pero principalmente debido a una oferta deliberadamente inelástica. En otras palabras, a menos que liberalicemos la re-zonificación y la construcción, la IA empeorará la "crisis" de la vivienda y los problemas posteriores, incluida la inminente catástrofe demográfica.