El muro biométrico global no está llegando, se está construyendo. Whitney Webb expone el despliegue de sistemas biométricos de entrada / salida no como actualizaciones de seguridad aisladas, sino como la infraestructura física para un régimen global de identificación digital. Esto está sucediendo al unísono en todo el mundo occidental: la UE lo está implementando ahora, el Reino Unido está preparado para 2025 y Estados Unidos está completamente a bordo. Esta es la misma arquitectura de identificación digital que los disidentes durante COVID identificaron y se opusieron correctamente en forma de pasaportes de vacunas. Esos fueron simplemente la prueba, la prueba de concepto para un sistema de identidad interoperable y programable. Ahora, ese sistema se está consolidando físicamente en todos los puertos de entrada, especialmente en los aeropuertos. El objetivo declarado es "viajar seguro", pero la verdadera función es mucho más profunda: la restricción de la libertad de movimiento basada en el cumplimiento de mandatos estatales o corporativos. El estado de la vacuna fue solo la primera variable propuesta. El marco está diseñado para incorporar cualquier criterio: Su puntaje de crédito social basado en la actividad en línea. Su huella de carbono, restringiendo los viajes si ha "consumido en exceso". Sus transacciones financieras o afiliaciones políticas. Esta es la escalofriante realidad. La misma herramienta de control que millones rechazaron durante la pandemia ahora se les está reempaquetando y comercializando, utilizando nuevas crisis y retórica para fabricar el consentimiento. El poder del sistema depende completamente del cumplimiento masivo. El muro biométrico es la puerta de entrada. La identificación digital es la prisión.