Solía pensar que solo podría ser profesionalmente feliz si era el fundador de mi propia empresa o firma. Pensé que trabajar para otra persona sofocaría mi autonomía y espíritu creativo, y que no tendría la paciencia para ello. Me sorprende lo mucho que disfruto trabajar aquí gracias a la gente, el alcance y el impacto de la empresa. Hablo con muchos fundadores que piensan que nunca podrían trabajar para otra persona, pero creo que realmente prosperarían si encontraran el rol correcto en el equipo correcto (y ganador). Fundar puede ser profundamente satisfactorio, incluso cuando las cosas no funcionan. Pero hay más caminos hacia la realización profesional de lo que la mayoría de la gente cree, y vale la pena abrir la apertura de posibilidades.