Es bien sabido que los demonios lloran y rechinan los dientes tanto en Navidad como en la Semana Santa. Como un reloj cada año y cada vez.
Así es como se comportan los animales débiles y acorralados. Este no es un hombre que hable desde una posición de confianza y seguridad en el futuro. Te tienen miedo. Nos tiene miedo. Aterrorizados de Cristo—y deberían estarlo. Nuestra paciencia ha llegado al límite. Se nos ha acabado la tolerancia. No seremos tratados así ni un momento más.
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