Tengo la suerte de estar en una posición en la que puedo decir cosas que mucha gente piensa, pero no puedo decir en voz alta por diversas razones. Dios también me ha dado la capacidad de transmitir estos pensamientos por escrito de una manera que resuene con muchas personas que ven lo que yo veo. No tomo esta responsabilidad a la ligera. No necesito ni deseo impresionar a nadie. No me obligan a jugar a los típicos juegos de carrera de ratas de luchadores sociales falsos y a llevar máscaras fingiendo ser alguien que no soy. Yo digo las cosas como las veo y dejo que las cosas sucedan. No hago esto por clics, fama o fortuna. Hago lo que hago porque amo a mi gente, a nuestro país y a la verdad. Así de sencillo.