Los CDC han puesto oficialmente fin a la recomendación de que todos los recién nacidos estadounidenses reciban la vacuna contra la hepatitis B. Desde 1991, las autoridades sanitarias estadounidenses han recomendado la vacunación universal para los bebés contra la hepatitis B, con la primera de tres dosis que se administran justo después del nacimiento. Las infecciones por hepatitis B han disminuido casi un 90% en Estados Unidos, pasando de 9,6 por cada 100.000 personas antes de que la vacunación se generalizara en 1982 a aproximadamente una por cada 100.000 en 2018, según The Guardian.