Una declaración de @vladtenev (CEO de @RobinhoodApp) hizo algo "clic" para mí esta semana "Así como las monedas estables se han convertido en el método predeterminado para acceder digitalmente a los dólares, las acciones tokenizadas se convertirán en la forma predeterminada para que las personas fuera de los Estados Unidos obtengan exposición a las acciones estadounidenses (...) Es por eso que lanzamos nuestros tokens de acciones en Europa primero, es el futuro de cómo los inversores globales mantendrán los activos estadounidenses". Estas palabras deberían sonar como una alarma en Europa. Porque detrás del entusiasmo por la tokenización y la aceleración de las innovaciones financieras, se impone una realidad: estamos fortaleciendo, día tras día, el dominio económico y financiero de Estados Unidos. Las stablecoins ya son el ejemplo más evidente (291 mil millones de dólares en circulación, hasta 4.000 millones para 2030 según @Citi proyecciones). Más del 99% de ellos están denominados en dólares. Con cada transacción realizada en USDT o USDC, contribuimos a expandir la esfera de influencia del dólar. Este fenómeno no es baladí: las stablecoins alimentan masivamente la deuda estadounidense, consolidando así la capacidad de Washington para financiar sus déficits a bajo coste y proyectar su poder sobre el resto del mundo. Donald Trump lo ha entendido perfectamente, por lo que apoya tan fervientemente el desarrollo de estos instrumentos. Mañana, será el turno de las acciones tokenizadas. Al abrir el acceso a las acciones de Apple, Tesla o Nvidia y pronto a la financiación inicial, son las empresas estadounidenses las que capturarán (a través de blockchain) un fondo de ahorro internacional cada vez más importante, acentuando su ventaja competitiva y su capacidad de financiación. ¿Deberíamos culpar a Estados Unidos por aprovecharse de esta dinámica? No. Están mostrando pragmatismo y visión estratégica. El verdadero problema se encuentra en este lado del Atlántico. Europa, una vez más, se está desfasando. ...