Le dije: "Espera un segundo. Estas personas te trataron a ti y a todas tus quemaduras. Te salvaron la vida. Trataste de hacerlos explotar. Todavía te trataban. Te educaron. Y ahora tienes una oportunidad de vivir aquí en Gaza. ¿Y querrías hacerlos explotar?" Y ella dice: "Absolutamente. Son los infieles, son malvados, son el enemigo". No puedo recordar cuál fue la traducción exacta. Y fue entonces cuando me decidí por la claridad moral del debate israelí-palestino.