Millones de usuarios de Twitter no son quienes parecen. Un estudio de 15 millones de perfiles descubrió miles de cuentas con rostros generados por IA. Estas no son fotos robadas, sino falsificaciones de píxeles perfectos creadas por algoritmos. Parecen humanos, pero ninguna persona real sonrió para esa selfie. Identidades sintéticas como estas pueden impulsar la propaganda, influir en la opinión y engañarnos para que confiemos. A medida que la IA siga mejorando, la línea entre las cuentas auténticas y falsas desaparecerá. Internet se está llenando de fantasmas de personas que nunca vivieron.