Mientras la noticia de la exitosa salida a bolsa de Klarna se extendía por todo el mundo Mi teléfono zumbaba con más mensajes de felicitación de los que jamás había visto. Exhausto, feliz, de camino a casa, el nombre de un remitente apareció en la pantalla y llamó mi atención: ¡Sir Michael Moritz!
¡Me reí! Verás, Michael y yo somos iguales en este sentido: nunca se trata del logro, nunca de lo que se ha hecho. La complacencia y la pérdida del sentido de urgencia son lo más peligroso. Ahora: ¡el próximo hito disruptiva, las fintechs y los bancos!
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