Los trajes llegaron a las criptomonedas, se achicaron unos pocos miles de millones en shitcoins, bombardearon la volatilidad a los niveles de 2016, vendieron a los retrasados una CBDC con una etiqueta diferente aplicada y ni siquiera dejaron a una sola vendedora de Bloomberg como agradecimiento, todo mientras enviaba a los boomers 401k y metales al infinito