Escuché por primera vez sobre NFT en 2020-21 en una galería de Londres, cuando alguien mencionó el próximo lanzamiento de Hirst. No estaba convencido: el arte digital se sentía distante y blockchain sonaba como jerga. Años más tarde, vi su espectáculo antes de la quema. Puede que no sea el mayor admirador de su estética, pero el impacto del proyecto es innegable: audaz, disruptivo e influyente para los artistas de todo el mundo. Soy un poseedor feliz.
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