La otra terrible parte de las pensiones públicas es que sus estrategias de inversión han causado inadvertidamente un menor crecimiento y una mayor inflación para la próxima generación de maestros, policías, bomberos, etc. Es como el dedo medio más grande para la próxima generación que eligió la profesión por la razón correcta. Es una emergencia nacional: necesitamos reexaminar cómo podemos pagar más a este nivel de la sociedad en relación con la inflación o de lo contrario terminaremos con ciudades de Gotham como Nueva York y San Francisco.
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