Hace unos meses, tuve que reducir mis consultas. No porque no me gustara el trabajo. Sino porque estaba agotándome. Y cuando miré hacia atrás, me di cuenta de lo que había dejado de lado: el tiempo no programado que reservaba solo para mí. Las caminatas. Las sesiones de escritura en el balcón. El tiempo de no hacer nada. Esto es lo que muestra la investigación sobre los genios creativos: A menudo protegen el tiempo no estructurado como si su vida dependiera de ello. Porque es cuando ocurren las conexiones. Es cuando se forman las ideas. Así que ahora he reconstruido mi horario con espacios en blanco. No porque sea perezoso. Sino porque quiero crear. ¿Lección? Si quieres proteger tu creatividad, no solo bloquees reuniones. Bloquea el tiempo de no hacer nada.