El momento exacto en que supe que estaba haciendo algo significativo con mi vida en Polygon no fue un hito de valoración ni un anuncio de asociación. Fue ver las historias constantes: Alguien en Londres enviando $50 a su familia en Nigeria usando Polygon. Alguien en San Francisco enviando $200 a sus padres en Laos. Todo por $0.003 en tarifas. Incluso vi a personas en mi ciudad natal de Ramnagar, en el interior de India, usando Polygon en MetaMask para realizar algunas transacciones. Cada transacción en Polygon es mucho más que solo un hash de tx, es una historia individual sobre cómo la infraestructura onchain mejora la vida de las personas comunes. Pienso en mi infancia, donde enviar dinero solía requerir caminar 5 kilómetros, tomar un día completo de trabajo, pagar tarifas enormes y esperar semanas para que el dinero llegara. Estas personas ahora pueden hacer lo mismo en 3 segundos por menos de un centavo. Ahí fue cuando me di cuenta de que no estábamos construyendo una empresa de blockchain. Estábamos construyendo nuevos rieles para el dinero global. La tecnología desaparece cuando funciona. Ahora millones de personas mueven dinero a través de fronteras como si estuvieran enviando un mensaje de texto.